«Básicamente, para conseguir los resultados que nos marquemos en online hacen falta dos cosas: captar el tráfico adecuado y convertir el tráfico en negocio» decía Pere Rovira en 2009 …y sigue vigente. Yo añado un matiz: ¡y que vuelvan!. Estos tres conceptos son el abc de nuestra estrategia de marketing online o marketing digital. René Dechamps lo resume exitosamente en su modelo pajarita.

Vamos, que esto lo han sabido siempre la tendera de tu barrio, el pescadero o EL Corte Inglés, los profesionales del comercio: primero consigue que entren en tu tienda y luego que compren. Si además vuelven a comprar, ¡ya tenemos clientela!

Lo anterior parece de perogrullo, pero al adentrarnos en «este mundo de internet», nos vemos inundados por palabras y conceptos nuevos: SEO, SEM, Redes Sociales, Blog, Community Manager,…parece que el negocio online es algo friki-misterioso fuera del alcance de los mortales comunes, que no comprenden conceptos como «en la nube», «marketplaces», «conversión», «optimización on-site»,… Entonces es cuando perdemos un poco la perspectiva y nos olvidamos que la esencia del éxito de un negocio sigue basándose en cosas tan básicas como tratar bien a tu cliente.

En el último Congreso Web Xavier Colomés nos habló brillantemente de Bryan Eisenberg, y de cómo la situación del mercado en el que se mueve la empresa es el que determina su estrategia de marketing online; entonces recordé el concepto de orientación al mercado y el cuadro de Molina y Torres de 1996, expertos en marketing en el que ya planteaban la misma cuestión:

las orientaciones empresariales

En el mismo evento Ricardo Tayar en su guía práctica con 7 claves para vender de verdad por internet, manifestaba que el comercio electrónico es, sobre todo comercio. Como dice Mario Gallart en su crónica en Increnta, lo más sorprendente de su presentación «fueron las cosas que ya sabemos y que las olvidamos ante un proyecto online«.

A donde quiero ir a parar es a que internet, el entorno digital, nos proporciona herramientas y canales nuevos, diferentes y llenos de potencial que puede cambiar la forma de comunicarnos, de comprar o de tomar decisiones. Pero, en esencia, queremos lo que siempre esperamos al entrar en una tienda física:

  • que tenga lo que buscamos (si pone pescadería, que haya pescado),
  • que nos atiendan bien y en condiciones (quiero ver bien el pescado, los precios, la procedencia, ¡soy tu cliente, sonríeme!),
  • que no nos engañen (dame las sardinas frescas, no las de la semana pasada, y una bolsa nueva y en condiciones),

en definitiva, como dice Tayar, QUEREMOS QUE NOS MIMEN